Pasaban más días y mi mamá le preguntaba a la hora de cenar a Grete, si aún mi apariencia seguía igual o si ya se había efectuado algún cambio, pero lastimosamente para todos seguí igual. Al transcurrir los días me volvía un estorbo en la casa, aunque para mi hermana Grete no lo era, ella me ayudaba día a día, aunque mi mamá y mi papá no se atrevían a verme. Para mi era doloroso, incluso llegó el día en que me dí cuenta que no servía para nada, ese mismo día decidí salir al mundo sin mi manta y dejar que me vieran tal cual como era el nuevo Gregorio. La gente me veía con asombro, mientras en casa papá y mamá lloraban inconsolablemente.
ese día para el mudno yo era un fenómeno desconocido el cual debía ser expuesto para el mundo. Entonces fue así como llegué aquí al museo de fenómenos donde sin pena ni temor soy presentado a miles de personas. Mis padres suelen venir los fines de semana a visitarme, para mi es grato saber que la sociedad me acepta, pero aún vive en mi la angustia del por qué, cómo me sucedió esto y la razón implicita a mi metamorfosis, que espero algún día llegue a conocer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario