Mi hermana continuo con la rutina diaria, abria la ventana, aseaba la habitación y colocaba la silla en la ventana como era costumbre, para que yo pudiera entretenerme observando el exterior. Después de un tiempo mi hermana empezó a frecuentar mi habitación tres veces, después cuatro veces al día, hasta que se fue acostumbrando y luego se convirtió en algo normal y entraba como si nada extraño me hubiera sucedido, empecé a notar que mis padres en medio de lo habitual conversación de la cena ya no preguntaban por mi, solo hablaban de sus asuntos de trabajo; llego un día en que nadie entro a mi habitación fue el peor día de todos; pensé que mi hermana tal vez estaría ocupada en otras cosas, pero que al día siguiente ella volvería y entraría a mi habitación pero desgraciadamente esa noche en la cena mis padres hablaron sobre lo lindo que era el nuevo apartamento de mi hermana lejos de la ciudad donde se quedaría para empezar sus estudios superiores en una institución; fue una de las peores cosas que pude haber escuchado, ahora sí, la verdadera soledad se había apoderado de mi.
Cronológicamente habían pasado tres meses, pero para mi habían sido mil siglos, nunca había sentido tanto miedo y asco por mi mismo y mucho menos me había sentido tan solo en mi vida. Quería volver a la realidad y ser "normal" aunque los seres que amaba y que consideraba normales no me extrañaban.
Me armé de valentía y decidí salir; en mi casa no había nadie, en la calle de repente todos me miraban como si fuese una persona normal y en ese momento me dí cuenta que esa "metamorfosis" que yo creí haber sufrido habia sido producto de mi imaginación, cuando intentaba salir de la realidad esconderme y huir de mi mismo, porque simplemente no me sentía cómodo en el mundo.
7.0
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