Me pasaba todo el día pensando que lo único que tenía
era Grete, y que mis padres se sentía frustrados al saber lo que me había
vuelto impotentes a no poder verme.
Poco a poco me
fue dando cuenta de lo maravillosa que era ser persona, por más mala vida que
tuviera, y lo repugnante que era volverse un bicho insignificante. Cada día
ardía más, y era n menos los lugares donde podía encontrar frio, pero con el
pasar de los días me fui acostumbrando a llevar esta vida.
En otro atento
de mi madre de entrar a mi cuatro, corrí a esconderme pero vi que la puerta se
fue abriendo lentamente y fue ahí que vi a mi madre después de tanto tiempo y
me di cuenta lo importante que era, de la falta que me hacía y lo que
necesitaba.
Mi madre empezó a
visitarme más seguido y cada vez era menor el miedo que le tenía, después de
varios días empecé a notar nuevamente cambios en mi cuerpo y era yo. Estaba
volviendo a ser yo.
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